


Investigación de campo
Para este proyecto, se entrevistaron a 15 mujeres, entre los 28 y 40 años. Cinco de ellas están embarazadas, y el resto son mamás de hijos menores de 5 años. Todas son mexicanas y con un nivel socioeconómico medio-alto y alto.
En estas entrevistas se acudió a sus casas para conversar con ellas por entre 40 y 60 minutos, se descubrió que muchas mujeres sufren mucho durante el embarazo y post-parto. La depresión y fuertes cambios hormonales son más comunes de lo que uno cree, y los cambios físicos realmente son un shock y una preocupación para la mayoría de las mujeres. Les angustia verse bien con y sin ropa, ya que la celulitis, estrías, flacidez, y crecimiento en pechos resulta ser un golpe en su autoestima, y no encontrar ropa adecuada, cómoda y de su estilo para usar y sentirse ellas mismas también es un problema a nivel anímico.
A parte de los kilos extras durante el embarazo y lo difícil que es bajarlos en el post-parto por la falta de energía, enfoque y tiempo, los malestares físicos juegan un rol determinante para que un embarazo sea una experiencia grata o de sufrimiento para la mujer.
Igualmente, la mujer embarazada, en post-parto o mamá primeriza, batalla en encontrar un balance y suele abandonar su vida social, sexual y personal por su bebé. Carecen de energía y motivación para llevar a cabo las actividades que antes eran de su interés y parte de su rutina. Hay un total cambio en su vida, pasando ellas a ser su segunda prioridad, convirtiendo a su bebé en la primera.
Lo que más valoran es el bienestar de su hijo, su salud y crianza. Así mismo, valoran el poco tiempo que tienen para ellas mismas, sus horas de sueño, y la recuperación de su cuerpo anterior. Les preocupa no cumplir con las expectativas sociales, y suelen sentir mucha culpa pensando que no son la madre ideal. Cuando dejan al bebé para ir a cenar, o incluso para tomar una siesta, el remordimiento de ser “mala mamá” las persigue. De la misma manera, a las embarazadas y mamás primerizas les angustia tanto la sobreinformación, como la falta de conocimiento en ciertos temas. El no sentirse expertas, listas o preparadas les causa estrés y miedo, y a muchas hasta depresión.
Siendo estos los principales hallazgos descubiertos a través de las entrevistas, llegamos a tres principales insights:
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Las mujeres trabajadoras son más propensas a mantener un balance en su vida durante el embarazo y post-parto, ya que tienen un mayor sentido de responsabilidad, empoderamiento, y prioridad a sí mismas.
o Las mujeres que no trabajaban o se ejercitaban antes del embarazo, no sintieron la necesidad de mantener o aumentar su actividad diaria al estar embarazadas o en el post-parto. Al contrario, la llegada de su bebé paralizó más su vida. La mujer trabajadora suele ser más organizada, echada para adelante, y su embarazo usualmente la motiva aún más. Al estar de cierta manera obligada y acostumbrada a seguir con su rutina, se le facilita ver el embarazo desde una perspectiva más natural y llevadera que la mujer sin tantas responsabilidades. Es común que las nuevas mamás con una vida más tranquila, mantengan o incluso diluyan ese ritmo al tener un bebé. Esta falta de actividad y cuidado (físico y mental) propio, las orilla más fácilmente a la decadencia y problemas anímicos o hasta depresión.
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Al convertirse en madre, la mujer suele olvidarse de ella y pasa a ser la última de sus prioridades, enfocándose tanto en su familia al punto de perderse o descuidarse a sí misma.
o Por amor, instinto maternal y expectativas sociales, se ha normalizado dejarlo todo por tu bebé. En nuestras entrevistas observamos cómo las mujeres prácticamente “renuncian” a ser ellas mismas, para pasar a ser mamás, como si estas dos identidades y conceptos tan especiales no pudieran coexistir armónicamente. Nos han llevado a creer que para que una mujer sea vista como buena mamá, debe de olvidarse a ella misma y donarse plenamente a la vida de su hijo. Prácticamente se te suman puntos por cada sueño olvidado, rutina rota, y deseos reprimidos en nombre de tu bebé. Para nosotras es importante romper con esta idea ya que estamos plenamente seguras de que entre una mujer más reconozca su valor y respete su esencia e ilusiones, más fácil será ser una mamá amorosa y plena. Debes de estar completa, para poder entregarte completamente a alguien más. Bajo la metáfora de “en caso emergencia, ponga primero su mascarilla antes de ayudar a otros” , creemos que una mujer debe primero cuidarse física y emocionalmente, amarse y tenerse como prioridad, antes de velar por la vida de alguien más.
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Las redes sociales junto con la era de la inmediatez han transformado la percepción de un proceso natural como el embarazo, convirtiéndolo a los ojos de las mujeres en una agonía que las paraliza, en vez de empoderarlas.
o En nuestras entrevistas descubrimos la casi nula tolerancia que hay hacia el proceso natural que es el embarazo. El bombardeo de información y de comparativos en redes sociales ha orillado a la mujer moderna a eliminar casi por completo la paciencia hacia los ciclos biológicos, derivando en baja autoestima y cierto rencor al embarazo. Ver mujeres con cuerpos “perfectos” en fotos al mes de haber dado a luz, ciega a las mujeres ante la realidad de que el cuerpo y proceso de cada persona es distinto, y que deben de ser más justas con ellas mismas, reconociendo que acaban de crear a un bebé. Es así como las mujeres crean cierto resentimiento hacia el embarazo, en vez de sentirse empoderadas por él. Estamos acostumbrados a recibir todo de manera rápida y a ver solo el lado bueno e “instagrammeable” de las cosas, por lo que nos cuesta enfrentar el otro (y verdadero) lado de la moneda.

